jueves, 11 de abril de 2013

Diario (55) 2 de abril de 2003


           10:12 A primera hora de la mañana se han llevado al hijo del Cabo. Lo dejaron dormir en la enfermería aunque lo habitual es que cuando se traslada a un interno duerma ya en Ingresos. Me despedí de él en el economato, no me atreví a bajar. El Segundo y mi interno de apoyo regresan afectados. Yo, ayer, no pude evitar las lágrimas. Me aflige su traslado. Mi interno de apoyo guardó absoluto silencio. Yo no dije tampoco ni palabra.          
                No comprendo nada del funcionamiento de las prisiones. El Cabo ha dicho que cuando el interno está por narcotráfico lo normal es que lo “puteen” trasladándolo de uno a otro centro. Comenta que, como el padre de éste era amigo de uno de los clanes más conocidos de la droga, lo normal es que se ceben con el hijo. Lo único que sé es que lo echaré de menos.
                Su traslado me hace albergar los peores presentimientos. En cualquier momento, sin previo aviso, también pueden decidir mi traslado. Me parece una barbaridad que se lleven al hijo del Cabo a Huelva. Dice el Cabo que lo tratan como si fuera un terrorista. Cualquiera, desde fuera, puede pensar que está muy bien este trato. Desde dentro no puedo dejar de pensar en la persona concreta, en su hija de tres años y en su esposa. ¿Cuándo podrán visitarlo? ¿Cuándo podrán comunicar con él? Hay quienes tachan estas actuaciones con el término de “tortura”.  El hijo del Cabo llevaba aquí dos años y, antes, ha estado ya en otros centros. No hay fecha de juicio. Está en prisión preventiva. ¿Es un modo de proceder justo y humano para con él y su familia? ¿No es suficiente con que esté recluido? ¿Es necesario hacerle recorrer las distintas prisiones del Estado?
Nos han entregado el peculio (60 euros). Ayer recibí cuatro cartas que hoy trataré de contestar en cuanto pueda. Me acaban de confirmar la comunicación familiar, el vis a vis, para el día ocho a las 16:30. Me advierten que mi familia debe llegar media hora antes.
20:45 He tenido el día tonto. Después de comer no pude evitar el romper a llorar. Así he estado hasta que me quedé dormido.
He recibido tres cartas. Las he respondido, y también las que me entregaron ayer. He celebrado la Misa y rezado la liturgia de las horas. También hice la oración pero, sin embargo, no he leído nada en todo el día. Telefonee a casa y me cogió la chica. Mis padres habían salido a un entierro. Me comenta que el día 8 también vendrá mi hermana al vis a vis porque se quedará ella con las niñas. Le digo que advierta a mis padres que me traigan la televisión y la radio porque el educador me anunció que mañana dormiré en mi celda.
El capellán, con una religiosa que acaba de empezar como voluntaria, ha venido hasta aquí. Quería enseñarle cómo es una celda.
El sanitario me acaba de dar la medicación, fuera de horario, para que me haga efecto el hipnótico. Se disculpa conmigo por no haberse acercado a la celda porque no ha parado en todo el día.
Me han devuelto la instancia en la que solicitaba la visita de amigos por locutorios. Me dicen que tengo que volver a cubrirla con el número de DNI de cada uno de los que vengan a visitarme.
El hijo del Cabo se ha ido pero el ritmo de prisión continúa. Qué cierto es aquello de que nadie es imprescindible. El Segundo se traslada a la celda que éste ocupaba. Me pregunto dónde estará ahora y cómo se encontrará. Las conducciones suelen ser muy lentas e incómodas, según cuentan.
Decimocuarto día de vida carcelaria. Este año, cuando brindaba y tomaba las uvas para celebrar su inicio, no las tenía todas conmigo. Me temía ya lo peor. Viendo cómo se ha ido desenvolviendo el proceso no cabía esperar otra salida. Me ha escrito el abogado y me ha preguntado si algunos amigos suyos me podían escribir a pesar de no conocerme. También subraya que los vecinos de las que fueron mis parroquias no paran.
Mi compañero de curso me ha enviado unas fotografías que nos habíamos hecho cuando fui a celebrar Misa a una de las parroquias de un amigo común. Estamos los tres. Las he puesto en el tablero de la celda. ¿Cuándo volverá a repetirse la escena? ¿Cuándo pasará todo esto a formar parte de la historia? ¿Cuándo podré disfrutar de mi familia y amigos en libertad?

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