jueves, 27 de diciembre de 2012

Reflexión (9) El gesto de Su Santidad


“Su Santidad Benedicto XVI visita a su ex mayordomo en la cárcel del Vaticano y le comunica en persona la gracia del indulto papal”. Así se encabeza la noticia que, acto seguido, comenta alguien a quien considero un amigo. Si se tratara de un periodista de a pie y no de un mismísimo sacerdote, probablemente, no me molestaría en responder. Pero que quien escriba sea alguien que conoce mejor que yo los entresijos de esta iglesia peregrina en la tierra, me enciende. Si bien es verdad que, como él, siento gratitud por este gesto que es “testimonio maravilloso de perdón, de misericordia, de indulgencia”, no menos cierto es que, en absoluto, puedo estar de acuerdo con los elogios que le dedica a este gesto papal. Aclaro que no critico el gesto del Papa sino las palabras con las que mi amigo enaltece tal hecho.
            Comienza por compararlo con el de la parábola del Padre misericordioso y del hijo pródigo y subraya cómo el Papa, al concederle esta gracia “no se lo ha notificado mediante un decreto, porque los padres no hablan a sus hijos mediante decretos”, “no lo ha recibido en audiencia en el Palacio Apostólico, porque los padres no conceden audiencia a sus hijos” sino que “ha bajado hasta las estancias de la prisión”. Lo cierto es que con tales expresiones no puedo menos que comenzar preguntando si mi amigo entiende que el Papa es padre de todos o sólo de algunos. Si los padres no hablan a sus hijos mediante decretos, ¿es que los sacerdotes a quienes se les ha abierto un proceso no son hijos? Porque a ellos si se les habla a través de decretos. En lo de no recibir en audiencia a sus hijos, parecería que sigue una misma regla porque, efectivamente, a los sacerdotes bajo sospecha tampoco los recibe. Eso sí, tampoco los visita. De todos modos no puedo dejar de preguntarme con cierta perplejidad qué es lo que hace una cárcel en el Estado Vaticano. Pensaba que eso solamente se había dado en épocas pretéritas. Se ve que estoy muy desactualizado y que soy muy ingenuo e ignorante, por lo que no puedo menos que pedir perdón.
            Continúa mi amigo afirmando que “este no es un gesto calculado del Santo Padre”. ¡Caramba! ¿Y cómo es que hay fotografía y noticia en los medios de comunicación? Si la prisión es en el mismo Vaticano ¿no podría haber transcurrido todo en el silencio y la intimidad? Quizás no entendamos la expresión “gesto calculado” del mismo modo. De todas formas ¿qué si lo fuera? Calcular un gesto de indulgencia y perdón y hacerlo público en medio de un mundo en el que parecen sólo caber el castigo y el rencor, me parecería un buen cálculo.
            No se quedan aquí las expresiones de elogio al gesto del Santo Padre. Mi amigo todavía matiza en su artículo que “los noticieros dicen que el Papa se ha preocupado y se ha movido para que a Paolo no le falten vivienda ni trabajo. No será en el Vaticano como antes, pero será en otro lugar. Será "en casa", porque este padre no otorga un perdón frío y calculado. Su perdón es a manos llenas. No deja de querer al hijo que antes quería y que ha seguido queriendo, a pesar de su error y de su falta. Y el hijo expiará su pecado, pero con la alegría inmensa de contar con el perdón y con el amor del Papa”. ¡Está claro! Para mi amigo el papa debe ser sólo padre del mayordomo. ¿Qué sucede con todos los sacerdotes que han sido expulsados por decreto sin derecho a audiencia y sin preocuparse por si tienen o no pan para llevar a su boca? ¿Qué sucede cuando hasta se les niega una paga que, por cierto, sigue recibiendo la iglesia como aportación de los fieles o del Estado para el sustento del clero?
“La paz y la emoción contenida en la mirada de Paolo. Incluso la postura de sus manos habla por sí misma. Fácilmente en ella podríamos vernos reflejados todos nosotros, cuando en alguna ocasión de nuestra vida hayamos recibido la corrección  y el perdón de nuestro padre. ¿Acaso no se reaviva la emoción en nuestro corazón?” Ya que mi amigo pregunta, respondo: ¡no! No puede reavivarse en mi corazón una emoción que no he tenido ocasión de experimentar y, por eso, sí entiendo el gesto del Papa como un verdadero regalo de Navidad, pero no a todos sino a Paolo y, por eso también, no estoy de acuerdo en que ese encuentro sea puro Evangelio. Puro Evangelio será que ese mismo gesto lo tenga con todos sus hijos, sacerdotes o no, que se hayan alejado por sus conductas equivocadas o a los que hayan expulsado por la nada evangélica máxima de la “tolerancia cero”.
Mi amigo termina invitándonos a “leer pausadamente el Himno de la Caridad (1 Cor 13, ss.)”. Pues, ¡hala!, reléelo amigo mío y dime si tengo o no tengo razón. Y ¡sí!, ojalá haya más gestos como este que puedan universalizarse y llenar de emoción no a un solo hijo sino a todos los hijos de la iglesia que han sido despreciados por ella misma. 

1 comentario:

  1. Como bien sabes, compartimos un sentimiento similar, por distintas vías y causas, con la Iglesia como gobierno, que no como comunidad de fieles. Me sorprende que tu amigo diga que no es un gesto calculado. Invítale a ver el mensaje del Rey en Navidad, y pregúntale si piensa que tampoco hubo nada calculado en ese "spot" real. Si te dice que no, es que entonces tu amigo tiene un problema de percepciones. Lo mejor de todo, es que, desde que se hizo pública la sentencia, todos sabíamos que Paoleto iba a ser indultado. Por cierto, que la Sala Stampa llegó a comparar la visita e indulto de Bieito a Paoleto, con la de Juan Pablo II a Alí Agca. En fin. Como periodista prefiero ahorrarme calificativos a esa comparación, más que nada porque es un insulto a la inteligencia de los millones de periodistas que estamos por el mundo adelante. Las notas de prensa de la Sala Stampa darían para varios capítulos en tu blog... En el Vaticano todo se hace calculando los gestos, como el primer tuit de Pontifex, por ejemplo, del que te podría contar hasta el nombre del español, propietario del iPad desde el cual el Papa hizo ese tuit con cámaras urbi et orbi. Y en cuanto al perdón, yo también me pregunto porqué indulta y favorece a un ladronzuelo que abusó de su puesto al lado de Su Santidad, y que puso en peligro y jaque a toda la estructura de la Iglesia, y no a mi mujer, que por casarse enamorada de un hombre divorciado, siendo católica practicante, se le prohíbe recibir al Señor cada domingo. ¿Qué culpa tuvo ella de enamorarse?, ¿acaso el amor al prójimo no entra en los Mandamientos?, ¿se puede perdonar a Paoleto pero no a Marta? Lo siento, me cabrea y mucho estas dobles varas para medir. Y me cabrean las puestas en escena (ahora hablo como profesional del periodismo y de las Redes Sociales en concreto) de un señor trasnochado y caduco dándole a un "enviar" un tuit, cuando no sabe ni lo qué es un mensaje en 140 caracteres. Como anécdota. Todos los usuarios de iPad sabemos que la "manzana" de Apple está en la tapa trasera del artilugio. Pues bien, un "asesor" de comunicación de Bieito (que es Cardenal, por lo tanto debe de tener unos cuantos años, canas y pocas luces) se oponía a que se usase un iPad porque era de una marca concreta y el Papa no puede hacer publicidad de marcas. Insinuó, para hacer el tuit, usar un ordenador de los de toda la vida... Claro, en pleno siglo XXI, queriendo vender imagen de modernidad... El caso es que el español al que me referí antes, le convenció diciéndole que se taparía la marca... Y así fue... Nadie vio la manzana, más que nada porque está detrás y nunca se ve al usar el aparato y sin embargo..., ¡todo el mundo vio el sistema patentado de Apple de la funda que se queda triangulada haciendo de base!. ¡Qué genio el Cardenal! Nunca tanta publicidad de Apple les salió tan barata...

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