10:50 Todavía no han llamado para
recoger la medicación. Ayer noche el asturiano
volvió a bromear con el abuelo, quien
de nuevo se enfadó. ¡Qué paciencia! Acabó llorando pero finalmente ambos se
dieron un apretón de manos y se reconciliaron.
El
abuelo no ha querido que lo bañe. Se
levantó de mal humor. El asturiano le
regaló dos camisetas y yo un cinturón. Seguimos sin que respondan a la
instancia en que le solicitamos ropa. Se desespera. Además, creo, se ha orinado
en la cama esta noche y por eso está más malhumorado que de costumbre. Desde
que ha llegado nadie lo ha visitado y no lo han llamado para ninguna revisión
médica. Es difícil entender el modo de proceder que tienen en prisión. Un hombre
tan mayor y que llega del hospital ¿no debería tener un seguimiento especial?
Interno parece sinónimo de animal, aunque creo que hay animales mejor tratados.
Hago
limpieza diaria en la celda y los aseos pero no soy capaz de que el olor a
talego se vaya. Estoy un poco obsesionado con el tema de la limpieza pero se
debe a que ya en la otra ocasión en la que estuve aquí sufrí una invasión de
esos bichitos, parásitos, que se adhieren a la piel y te chupan la sangre. Comienzan
por las zonas genitales y se extienden por todo el cuerpo. Voy a pedirle al ATS
un gel antiparasitario, por si las moscas. Mejor prevenir. Me ducho a diario y
lavo mi ropa personalmente, no la envío a la lavandería. Alguna incluso la
mando a casa. Quizás la cortina de la ducha es la responsable.
Son
las once y no avisan para recoger la medicación. Es increíble. Si un día llegas
dos minutos tarde a recogerla te echan una soberana bronca pero cuando son
ellos quienes se retrasan, hoy ya dos horas, no puedes decir nada.
A
las 11:30 nos reparten las medicinas. Ya me esperan el capellán y mi compañero
de curso. Éste último me comenta que el abogado de Madrid ha ido a Milán, por
otro caso, y no ha podido venir a verme. Ya ha leído la Sentencia y las Actas
del juicio. A ver qué visión se ha hecho de la situación. Por lo visto, mi ex
compañera de instituto lo llama continuamente por teléfono y el otro día le
aconsejó tranquilizarse y le advirtió que él no trabaja bajo presión.
A
las 12:00 locutorios. Encontré bien a todos. Me cuentan que las niñas se
quedaron en casa de unos amigos y que mañana celebrarán el cumpleaños de la
pequeña. También me cuentan que han desviado el teléfono fijo al móvil para que
mamá esté más tranquila y salga algo de casa. Les cuento anécdotas de la celda
y los inquilinos en plan socarrón para que se rían un poco.
Papá
me dice que me cobran 900 euros por el seguro del coche así que le digo que lo
dé de baja. También me ha llegado la documentación para la Declaración de la
Renta y se ha encargado de cumplimentarla.
18:10
Los sábados se hacen eternos por las tardes. Llega la Semana Santa. Muchos días
festivos. En prisión son más largos que los laborables. No voy a poder celebrar
los oficios de la Semana, el capellán no vendrá todos los días. Bueno, vivir en
prisión es vivir la Pasión. Aunque hoy me falta ánimo para rezar. Me falta
fuerza y tengo miedo a derrumbarme. Me siento cansado. El ver alrededor tanta
injusticia me hace sentir mal. El no ver el sol me hace vivir en tinieblas. El
estar rodeado de personas cuya cordura no es demasiada agota. El ambiente es
muy adverso y no sé qué es lo que quiero. Necesitaría un poco de tranquilidad,
menos tensión, salir a pasear aunque fuese bajo la lluvia. Procuro sonreír
siempre a todos pero, ahora, tengo ganas de reventar a llorar. Me gustaría
algún momento de soledad para poder liberar el almal el corazón.
Escribo
a una señora de una de las parroquias, a mi ex compañera de instituto y a un
joven que fue monaguillo. Sólo me
apetece escribir.
Delante
de mí tengo la imagen de un rostro de Cristo ensangrentado. Me mira y lo miro.
Sus ojos parecen hablarme. “Cuento
contigo para darme alegría…” reza una de las frases impresas junto a esta
imagen. Alegría. Un santo triste es un triste santo. Hay que vivir con alegría,
ésa que sólo el Señor nos da. La tristeza es aliada del enemigo. Mirar ese
rostro ensangrentado del Señor, sin embargo, me llena de tristeza. La
injusticia cometida con Él es la mayor de la historia de la humanidad. Todas
las injusticias no equivaldrían a la cometida con Él. Pero cada injusticia que
se le hace a cada hombre en cualquier época y en cualquier rincón es también
una nueva injusticia contra Él. Él ama la justicia y el derecho. Él ama la
verdad y la honradez. Él ama el perdón y la reconciliación. Detesta el engaño,
la falsedad, la mentira.
Es
sábado, día especialmente dedicado a María. “Te
he dado a mi Madre”, “ámame tal como
eres”, “…hazlo a través de su Corazón
Inmaculado”.
¡Señor!
Ayúdame a vivir la alegría en medio de la adversidad. Ayúdame a ser fiel como tu
Madre, a permanecer activo al pie de la Cruz. Ayúdame, Señor, a ser tu Cirineo,
a llevar tu Cruz sin quejarme ni entristecerme. Señor, te amo. No merezco tu
amor. Mi amor es muy poco para ofrecerte a Ti. Mi vida, por dura que hoy sea, es muy pobre,
muy poca cosa, nada… ¡Tú, Señor, mereces mucho más! ¡Tú nos lo has dado todo!
¡Yo quiero darte a Ti mi corazón entero, pero no sé! Ayúdame a saber entregarme
por entero y radicalmente a Ti. ¿Qué es esta celda, esta prisión, esta
injusticia comparada con tu dolor, con tus azotes, con tu Pasión? ¿Qué es la
traición que me han hecho comparada con la traición que Tú has recibido y con
las que sigues recibiendo? ¡Señor, te quiero amar como soy! Sé que tienes sed
del amor de los hombres. ¡Ayúdame a amarte con todo mi corazón, con toda mi
alma, con todo mi cuerpo, con todo mi ser y mi estar!
19:53
He rezado el breviario. He tomado alguna nota de la segunda lectura del Oficio,
de San Gregorio Nacianceno, obispo: “Si
eres Simón Cireneo, coge tu cruz y sigue a Cristo. Si estás crucificado con él
como un ladrón, como el buen ladrón confía en tu Dios”.
Creo que también
yo estoy crucificado con Él como un ladrón. Quiero confiar en mi Dios. Quiero
no desesperarme en la cruz y seguir alabando al Señor. Quiero decir como aquél:
“acuérdate de mí, cuando llegues a tu
Reino”.
Como
en la otra ocasión que estuve en prisión preventiva recuerdo el pasaje
evangélico del Calvario en el que el buen ladrón ganó el paraíso por
misericordia del Señor.
20:12
Acabo de recibir dos cartas de dos sacerdotes. Uno de ellos, que me sustituye
en las parroquias, me habla de una Carta al director que envió a un periódico y
me envía número de su DNI y del de una catequista. El otro sacerdote, más
joven, muy cariñoso, ha conseguido que sus letras me emocionen especialmente.